Inteligencia Artificial Empresarial
"Alexa, diseña una estrategia": la inteligencia artificial apunta a las grandes consultoras
Fuente: Harvard Business Review
El asistente virtual de Amazon Alexa acaba de conseguir un nuevo trabajo. Además de sus otras 15.000 habilidades, como interpretar música y contar chistes, ahora también puede resolver dudas económicas de los clientes de la compañía suiza de servicios financieros globales UBS Group AG.
Según el Wall Street Journal (WSJ), un nuevo acuerdo entre UBS Wealth Management y Amazon permite que algunos de los clientes europeos a los que el banco les gestiona su patrimonio puedan plantearle las posibles dudas económicas y financieras a Alexa. El asistente de Amazon responderá entonces con la información que obtiene de la oficina de inversiones de UBS: sin coger un teléfono ni consultar una página web. Sin embargo, este puede ser solo el primer paso de Alexa dentro de los servicios empresariales. Probablemente pronto podrá agendar reuniones, analizar mercados e incluso comprar y vender acciones. Mientras que la industria de servicios financieros ya ha comenzado el cambio de una gestión activa a otra pasiva, la inteligencia artificial empujará sector aún más lejos hacia la gestión por máquinas inteligentes. Es el caso de Blackrock, que ya introduce algoritmos y modelos informáticos en los fondos de gestión activa más tradicionales.
Pero los servicios financieros son solo el comienzo. En los próximos años, la inteligencia artificial (IA) puede cambiar de manera exponencial cómo recopilamos información, tomamos decisiones y nos relacionamos. Ojalá el cambio sea para mejor y todos nos beneficiemos de tener al alcance información oportuna, detallada y libre de sesgos (sobre todo si se tienen en cuenta las investigaciones que muestran la propensión natural de los seres humanos hacia una serie de sesgos cognitivos). Será especialmente interesante comprobar cómo influye la inteligencia artificial en las decisiones de los líderes empresariales; en los hombres y mujeres que toman muchas de las decisiones que afectan a nuestra vida diaria ya sea como clientes, trabajadores, socios e inversores.
Algunos dirigentes empresariales ya utilizan la inteligencia artificial para automatizar tareas rutinarias como la actualización del calendario y las llamadas telefónicas. Perola IA también puede ayudar a tomar decisiones más complejas en áreas clave como recursos humanos, presupuestos, marketing, asignación de recursos e, incluso, estrategia. Sí, el desde hace mucho tiempo bastión de las firmas de consultoría especializadas como McKinsey, Bain y BCG y las principales agencias de marketing también está en el punto de mira de la IA.
El cambio a soluciones basadas en IA será diíficil de tragar para las grandes empresas consultoras. Según una investigación reciente, el mercado estadounidense de asesoramiento empresarial alcanza por sí solo los 60.000 millones de dólares (50.000 millones de euros). Casi todo ese trabajo tiene un alto coste y está basado en el ser humano.
Un cambio difícil de asumir para las consultoras
Uno podría argumentar que las empresas prefieren hablar con sus consultores de estrategia para obtener un asesoramiento de alto valor personalizado y construido sobre el trabajo de pequeños equipos dedicados casi en exclusiva sus proyectos. Aunque estamos de acuerdo en que los equipos de consultores brindan un asesoramiento perspicaz, una gran parte de lo que se les paga es por el análisis y la presentación de datos. Los consultores reúnen, depuran, procesan e interpretan datos procedentes de las diferentes partes de una empresa. Son muy buenos en hacerlo, pero la IA es incluso mejor. Por ejemplo, la capacidad de procesamiento de cuatro profesionales brillantes con hojas de cálculo de Excel es mínima comparada con un único ordenador dotado con inteligencia artificial en marcha durante una hora de aprendizaje automático continuo sin interrupciones.
En el mundo del big data actual, las aplicaciones de IA y aprendizaje automático ya analizan cantidades masivas de datos estructurados y no estructurados; producen información en una fracción del tiempo y a una fracción del coste de los consultores financieros. Por si fuera poco, los algoritmos de aprendizaje automático son capaces de elaborar modelos informáticos para la comprensión de fenómenos complejos a través de detectar patrones e inferir reglas a partir de los datos. Es un proceso que resulta muy difícil incluso para los equipos de consultoría más grandes y brillantes. Quizá no pase tanto tiempo como pensamos para que los CEO puedan preguntar "Alexa, ¿cuál es la rentabilidad de mi línea de productos?" y "¿A qué clientes debo dirigirme y cómo?" en lugar de llamar a consultores de élite.
Otra área en la que los directivos dependerán pronto de la IA es en la gestión de su capital humano. A pesar de los mejores esfuerzos de muchas personas, las decisiones de mentoría, promoción y compensación son innegablemente políticas. Estudio tras estudio, se ha demostrado que existen sesgos profundos que afectan a cómo se gestionan grupos concretos como las mujeres y las minorías. Por ejemplo, a las mujeres en las empresas se las describe en términos menos positivos que a los hombres; también reciben consejos y críticas menos constructivas. Las personas que pertenecen a minorías étnicas tienen menos posibilidades de ser contratadas y más de tener que enfrentarse a los prejuicios de sus superiores. Estas imprecisiones y desequilibrios en el sistema solo perjudican a las organizaciones en sí: los directivos son menos capaces de promover el talento de todo su personal y reconocer y premiar adecuadamente el desempeño. La inteligencia artificial puede ayudar a incorporar la imparcialidad a este tipo de decisiones. Por ejemplo, un sistema de IA podría determinar si un grupo de trabajadores tiene que ser evaluado, dirigido y retribuido de manera diferente. Imagínese: "Alexa, ¿tiene mi organización una brecha salarial de género?" (Por supuesto, la IA solo puede ser tan imparcial como los datos con los que trabaja).
El imparable camino de la IA dentro de la empresa
La inteligencia artificial también está adquiriendo protagonismo en las relaciones con los clientes y el marketing. El número de patentes de inteligencia artificial de las cinco grandes plataformas tecnológicas (Apple, Alphabet, Amazon, Facebook y Microsoft) demuestra claramente que se utiliza para promocionar y vender bienes y servicios. Pero no son las únicos. Harvard Business Review ha documentado recientemente cómo utilizó Harley-Davidson los algoritmos de IA para determinar lo que funcionaba y lo que no en varios canales de promoción. La compañía de motocicletas utilizó esta nueva capacidad para decidir la asignación de recursos entre las diferentes opciones de marketing disponibles; eliminó las "suposiciones". Solo cuestión de tiempo que tanto Harley como otras empresas pregunten: "Alexa, ¿a qué debo dedicar mi presupuesto de marketing?". Así podrán evitar el viejo dicho: "Sé que la mitad de mi presupuesto de marketing es eficaz, mi única pregunta es... ¿qué mitad?".
La IA también puede añadir valor durante la elaboración de presupuestos y la asginación anual de recursos. A pesar de que los mercados cambian drásticamente cada año, los productos se vuelven obsoletos y la tecnología avanza, la mayoría de empresas asigna su capital de la misma manera año tras año. Se trate de inercia, un sesgo inconsciente o un error, algunas unidades de negocios amasan inversiones mientras que otras se mueren de hambre. Incluso cuando el equipo directivo se compromete a impulsar una nueva iniciativa digital, termina recibiendo por lo general los restos que quedan después de "alimentar" las vacas sagradas de rentabilidad menguante. La inteligencia artificial puede ayudar a abrirse camino entre este agujero negro presupuestarios gracias a la monitorización de la rentabilidad de lo invertido en cada unidad de negocio, a la comparación de cuánto se destina a líneas de productos en expansión frente a las que están en retroceso. Los líderes empresariales pronto podrían preguntar: "Alexa, ¿qué porcentaje de mi presupuesto se asigna de manera diferente al año pasado?". Podrían preguntar incluso preguntas mucho más complejas.
Aunque muchos líderes estratégicos presumen de intuición sagfaz, trabajo duro y años de experiencia en la industria, gran parte de esa intuición es simplemente una mejor comprensión de los datos que tradicionalmente han sido difíciles de reunir y costosos de procesar. Hasta ahora: la inteligencia artificial está cerrando rápidamente esta brecha y pronto podrá ayudar a que los seres humanos vayan más allá de sus sesgos y capacidad de procesar información. Estos cambios transformarán muchos puestos de trabajo, por ejemplo, los de consultores, abogados y contables, cuyos roles evolucionarán del análisis al juicio. Se puede afirmar que los consultores de élite del mañana ya están en la muñeca (Siri), la encimera (Alexa), y el salón (Google Home).
En resumen: los líderes empresariales, a sabiendas o no, están en la cúspide de una gran ola de disrupción en sus fuentes de asesoramiento e información. Consultores cuánticos y roboconsejeros ofrecerán información más rápida, mejor y más elaborada que las consultoras actuales y otros trabajadores especializados por tan solo una fracción del coste y el tiempo. Es probable que sólo sea cuestión de tiempo hasta que todos los líderes y equipos directivos puedan preguntarle a Alexa cosas como "¿Quién es nuestro mayor riesgo en nuestro mercado objetivo?", "¿Cómo debemos asignar nuestros recursos para competir con Amazon?" y " ¿Cómo debo reestructurar mi junta directiva?".
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